Hoy es el día del doughnuts en Norteamérica. Su origen no es americano,  nació en Holanda en el siglo XVI como una pasta azucarada frita en aceite, pero no pudo ser mejor acogida en Nueva Ámsterdam -hoy Nueva York- ni haber tenido mejor adaptación que la americana.

Después de 300 años de su creación, hoy es todo un emblema nacional que se consagró como desayuno familiar en la vida de los americanos. Fue  la ONG cristiana, El Ejército de la Salvación, quien repartía estos pasteles a los soldados americanos en Europa durante la I Guerra Mundial para que se acordaran de los desayunos de las casas estadounidenses. Esta consagración tiene su reconocimiento nacional cada primer viernes de junio, día del doughnut, donde se disfruta con un valor añadido de este dulce en cualquier establecimiento.

El Washington Post publicó en 1916 una entrevista realizada a Hanson Gregory, un capitán de la marina inventor del agujero del doughnut que harto de comerse dulces donde la parte central de la masa estaba cruda, decidió utilizar la tapa de un pimentero para recortar un pequeño círculo y freír la masa sobrante, creando uno de los bollos más imitados en diferentes naciones. Tal fue la trascendencia de su invento que en Rockport (Mine), lugar donde lo inventó, hoy se puede contemplar una placa conmemorativa del marine.

Los que nos encontramos lejos de Nueva York podemos saborear doughnuts gracias a la receta de Lara Ferroni que es sin duda, una auténtica delicia para los sentidos y todo un homenaje en el día de hoy.

Ingredientes:

  • 22 g levadura seca de panadería
  • 240 g de leche entera
  • 390 g de harina de fuerza
  • 30 g de azúcar fino
  • ½ cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 3 yemas de huevo
  • 55 g de mantequilla
  • Aceite vegetal para freír
Ingredientes para el glaseado:
  • 2 cucharadas de leche
  • 150 g de azúcar fino
  • Extracto de vainilla (opcional)

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Preparación:

En un bol ponemos 180 ml de leche y dos cucharadas de levadura seca, unos 15 g. Añadimos 110 g de harina y mezclamos hasta crear una pasta suave. Cubrimos con un paño y dejamos leudar durante 30 minutos. Si es posible, es mejor dejar el bol en un lugar caliente o ayudándonos de una manta eléctrica.

Combinamos la leche  restante con la levadura, añadimos la mezcla de la masa leudada y mezclamos todo bien. Si podemos ayudarnos de un robot de cocina, mejor. Vamos añadiendo el azúcar, sal, vainilla y yemas de huevo. Mezclamos suavemente. Añadimos la mantequilla cortada en pequeños dados y mezclamos con suavidad.

Incorporamos la harina restante en varias adicciones. Si usamos robot, ponemos el gancho de amasar, sino, lo hacemos a mano hasta que la masa esté completamente tensa y no quede pegajosa. Puede estar húmeda pero no pegajosa ya que dificultaría el moldeado de la forma característica del doughtnut. Tapamos el bol de la masa con papel plástico y mantenemos a temperatura ambiente media hora. Después, refrigeramos de una a doce horas.

Preparamos una bandeja con un paño de cocina y reservamos. Sobre la mesa de trabajo esparcimos harina y estiramos la masa con un grosor de 10 cm y cortamos los doughtnuts, para ello podemos hacerlo con un cortador específico o con otro utensilio que lo simule. Colocamos cada unidad sobre la bandeja de paño reservada y tapamos con otro paño, dejamos reposar durante 45 minutos. Debemos evitar las corrientes de aire y lugares fríos. Si puede ser dentro de un horno apagado, mejor.

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Pasado este tiempo ya podemos freírlos. Para ello calentamos aceite a unos 180º e introducimos los doughtnuts durante un minuto por cada lado. En cuanto adquiera un tono ligeramente dorado los retiramos y desgrasamos sobre un plato con papel absorbente.

Solo queda cubrirlos con la glasa deseada. La más común es la de azúcar, para ello mezclamos bien la leche con el azúcar hasta conseguir una pasta semilíquida. Bañamos los doughtnut en ella y ponemos a secar sobre una rejilla.

Si tenéis la oportunidad de viajar a Nueva York próximamente y queréis conocer un poco más la historia de este bollo americano no dejéis de visitar el museo de las antigüedades de Brooklyn donde están expuestas las bicicletas de los repartidores de dougtnuts de la época, fotografías de cientos de recetas e historias que no dejan a nadie  indiferente, como la de un doctor americano que inventó una dieta a base de comer doughtnuts de diferentes sabores.

¡Feliz día del doughtnut!

Bon appétit!