Entrados en diciembre empezamos a pensar en todo lo que conlleva este mes, preparativos, fiestas, despedidas, bienvenidas, emociones…

pero una de las tareas que más quebraderos de cabeza genera es pensar en un menú apropiado para todos los comensales, ajustado a sus gustos y necesidades. Pensando en estas fechas y tratando de abarcar variedad a la hora de los postres publicaré varias propuestas intentando surtir a todos los gustos.

La de hoy, trata de unas galletas clásicas navideñas de Estados Unidos denominadas snowballs o bolas de nieve. Recomiendo quedarse con ese nombre dada la multitud de denominaciones que tiene en función de la región en que se elaboren.  Es posible que las reconozcáis como Mexican Wedding Cakes porque esa es su versión americana en la década de 1950. O también, como Rusian Tea Cakes, ya que es la versión rusa acuñada en 1800 por ser común en las ceremonias de té rusas. También existe la interpretación sueca, inglesa, griega e italiana, esta última conocida como Italian Butternuts.

Como podéis ver, hay tantas versiones como variaciones en su composición, pero la receta que describo es la básica. Se pueden sustituir las nueces pacanas por las de macadamia, por anacardos, almendras, avellanas o cualquier fruto seco que consideremos. Incluso se puede aumentar o disminuir ligeramente la cantidad de dicho fruto.

La versión original, la de pacanas, es descrita como auténticos bocados de cielo o bolas de pura felicidad. Según los historiadores de alimentos esta galleta es propia de la época navideña debido al elevado valor económico de sus ingredientes que restringía su consumo a épocas festivas. Pero a pesar de su evolución y trayectoria, su preparación original ha permanecido en el tiempo. Aunque su consumo es un clásico navideño, un artículo publicado en el Chicago Tribune incitaba a comerlas en cualquier época del año mediante la cita: «no espere a ver nevar para preparar estas bolas de nieve porque son buenas en cualquier época del año».

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Para preparar veinte bolas pequeñas necesitamos:

  • 200 g de harina
  • 70 g de nueces pacanas trituradas
  • 2 cucharas de azúcar glasé
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 100 g de mantequilla
  • 1 pizca de sal
  • azúcar glasé para rebozar

Precalentamos el horno a 150º.

En un cuenco mezclamos la harina con las nueces trituradas lo máximo posible, la sal y el azúcar. Añadimos el extracto de vainilla y la mantequilla a temperatura ambiente. Mezclamos bien hasta conseguir una masa quebradiza con la que formaremos bolas pequeñas (aproximadamente 20 unidades) que colocaremos en una bandeja de horno. Es posible que al principio cueste un poco dar forma a las bolas debido a su textura quebrantada pero en cuestión de segundos empiezan a moldarse con facilidad.

Horneamos durante 15 – 20 minutos y retiramos del horno. Dejamos que se templen y rebozamos en azúcar glasé. Una vez completamente frías aplicamos un segundo rebozado hasta que estén íntegramente blancas. Si no os gusta abusar del azúcar glas, como es mi caso, espolvoreáis o rebozáis al gusto.

Notas:

La versión clásica de estas galletas adquiere un tono blanquecino una vez horneadas. Si os gustan más tostadas podéis dejarlas en el horno unos minutos más.

Es importante tener todos los ingredientes a temperatura ambiente antes de su preparación.

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Los ingredientes aromáticos son los que hacen características las versiones europeas de este bocado sustituyendo el extracto de vainilla por anís, agua de rosas o licor de almendras. En España, por ejemplo, si cambiamos la mantequilla por manteca obtenemos mantecados. Cualquiera que sea su particularidad hace de estas bolas de nieve un dulce universal pero único en sabor que a buen seguro hará las delicias de muchos en estas fiestas.

¡Feliz puente de la Constitución!

Bon appétit!

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