Para el reto de Tía Alia de este mes he optado por la propuesta dulce, pastas de vino. Las razones que me han llevado e esta elección han sido dos: la primera, porque jamás había preparado unas galletas de vino, ni siquiera recuerdo haberlas probado; y la segunda, porque no tenía ni idea de como elaborar una receta de pastas con vino.

Revisé varios libros, busqué en internet, pregunté a mi familia y amigos… y  las recetas que caían en mis manos se elaboraban con vino blanco. No tenía ningún motivo de peso para no utilizar  vino blanco pero por alguna razón inexplicable quería elaborar unas pastas con vino dulce, en concreto de uva Pedro Ximénez. Y así lo hice, me guié por las medidas de Tía Alia, sustituyendo un poco de vino por azúcar moreno, y el resultado son unas pastas aromatizadas, de sabor dulce y crujientes.

Son sencillas de hacer, rápidas y ricas. Son buenas compañeras de un té o café y se conservan durante dos semanas. Me imagino que guardadas herméticamente se mantienen en perfecto estado durante más tiempo pero no tuve ocasión de comprobarlo ya que la tanda, de  más de cuarenta pastas, desapareció casi sin darme cuenta.

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Para preparar estas pastas solo necesitamos una hora y cuatro ingredientes:

    Ingredientes:

  • 120 ml. de vino dulce, utilicé Pedro Ximénez
  • 120 ml. de aceite de oliva virgen
  • 180 gr. de azúcar moreno
  • 840 gr. de harina
  • almendras laminadas para decorar (opcional)
  • azúcar moreno para decorar (opcional)

 

Preparación:

Comenzamos mezclando en un bol los ingredientes líquidos: vino y aceite. Añadimos el azúcar y batimos bien para que se fusionen todos. Este proceso se puede acelerar calentando un poco el vino, de este modo el azúcar se derrite y se integra antes.

Tamizamos la harina y la añadimos en cuatro veces a medida que la mezcla vaya adquiriendo consistencia. Podemos llevar a cabo este paso de manera manual con ayuda de una cuchara de madera o mediante un robot de cocina.

Cuando obtengamos una masa manejable, aunque pastosa, la pasamos a una lámina de papel plástico de cocina y enrollamos como si envolviéramos un caramelo, en forma de cilindro, y lo introducimos en el frigorífico durante 30 minutos.

Pasado este tiempo, retiramos del frigorífico, quitamos el envoltorio y damos forma a la masa. Para ello tenemos dos opciones: aprovechando la forma de cilindro, cortamos la masa en rodajas con ayuda de un cuchillo de hoja grande y hacemos cortes de 5 milímetros a un centímetro, dependiendo de nuestras preferencias.

La segunda opción es hacer pequeñas bolas, de unos 20 gr. de peso, y aplastarlas para que queden redondeadas, de este modo quedarán más gruesas en el centro y más delgadas en los bordes.

Si no disponemos de tiempo, podemos prescindir del enfriado de la masa, en este caso es mejor hacer bolas ya que la masa estará blanda y no podremos darle la forma deseada.

Con ambas opciones, ponemos las pastas sobre papel de hornear en una bandeja refractaria. En este punto podemos escoger dejarlas así o adornarlas. Si queremos decorarlas podemos espolvorear un poco de azúcar sobre ellas o almendras laminadas. Introducimos la bandeja en la parte central del horno y dejamos cocer a 175º durante diez minutos, bajamos la temperatura a 150º y horneamos otros diez minutos.

Retiramos del horno, pasamos las pastas a una rejilla y dejamos enfriar.

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Las pastas ya están listas para comer. Os animo a que las preparéis, son deliciosas y con un sabor sorprendente.

Bon appétit!

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