La receta de hoy va de crustáceos. Es tan sencilla de preparar que apenas me extenderé en su presentación, simplemente la describiré como rápida, rica y saludable.
Si las gambas son frescas tienen sabor de por sí, si son de Denia o Palamós, es un pecado añadirle algo que interfiera en su sabor. Pero si son gambas corrientes de buen tamaño podemos aderezarlas para incorporarle un toque dulce, ácido o incluso potenciar el salado. Admiten variedad en su preparación así como en su presentación, pero lo que realmente las hace especiales son sus valores nutricionales ya que apenas tienen aporte calórico ni grasa. Sino que son ricas en vitaminas y minerales… ideales para aquellos que cuentan con una dieta sana entre sus propósitos de año nuevo.
Las pequeñas gambas suelen destinarse a platos de cuchara; las medianas a guisos que exijan su sabor, como paellas o arroces. En cambio las grandes suelen consumirse solas para degustarlas íntegramente. Si el tamaño de la gamba determina el destino de ésta, en esta ocasión vamos a cambiar su rumbo y vamos a escoger una gambas grandes.
Ingredientes:
- 2 docenas de gambas
- 1 vaso de aceite de oliva
- 1/2 vaso de brandy
- 2 cucharadas de salsa de soja
- 2 dientes de ajo
- sal
- pimienta negra
Preparación:
Precalentamos el horno a 180º.
Comenzamos lavando las gambas bajo un chorro de agua fría. Retiramos los intestinos de la gamba con la ayuda de una pinza, para ello giramos ligeramente hacia abajo la cabeza de la gamba. Y las colocamos en la bandeja de horno que vayamos a usar.
Salpimentamos las gambas y picamos los dos dientes de ajo que esparciremos por encima de los crustáceos. Rociamos con aceite, brandy y la salsa de soja. Otra opción es mezclar estos ingredientes juntos previamente y esparcirlo por las gambas. Cualquiera de las dos opciones son buenas.
Introducimos la bandeja en el horno y horneamos durante 10 – 15 minutos. Retiramos, servimos las gambas en una fuente y colamos la salsa restante en la bandeja en un cuenco y acompañamos a las gambas.
Bon appétit!
Tengo que probar esta receta. Esto me ha llegado al corazón.
Para mí, las gambas son un manjar, te diría más, a veces son una experiencia inolvidable si sabes disfrutar ese momento y has conseguido un buen género.
Unas buenas gambas, dan pié a una velada inolvidable, dan pié a a una charla, a compartir un momento casi sublime.
Manolo y yo somos buscadores incansables de gambas, mi padre ya lo era y hoy día no es fácil.
En verano podemos cenar todas las noches gambas y espeto de sardinas, ya sabes, en mi querida Málaga. Buena temperatura, junto al mar, una noche estrellada, oír las olas, hacer fotos si hay luna llena jajjajaja.
No importa que luego te huelan las manos, después de las toallitas del restaurante, te das con Fairy si es necesario. En casa solo en una ocasión hemos hecho gambas a la plancha, solemos hervirlas, por eso me ha llamado la atención tu receta.
Tengo que probar en el horno!!!!!!!!
Las gambas son las protagonistas de esos momentos tan especiales que marcan nuestra memoria, y si además su sabor es sublime ni te cuento… ese olor en las manos delata una velada perfecta a pesar de ser un poco molesto, jajaja.
Os animo a probarlas! Ya me contarás!
Un besazo.
U mm, que receta más sencilla y sabrosa a la vez.
Me encantan las gambas, así como nos las propones deben ser un manjar.
Casi puedo olerlas desde aquí, jajaja
Un besico
Olga! Más sencilla no puede ser, y si te gustan las gambas más, también se pueden sustituir por langostinos.
Su olor abre el apetito hasta el punto de no dejar que enfríe ni una, jajaja.
Besos y feliz domingo!
Devoradora, de gambas, langosta, camarones y todo lo que se le parezca, para mi son un vicio total e irresistible, me fascinan!! Cada imagen transporta y dan ganas de sentarse a la mesa y disfrutar sin remedio!
Un abrazo.
Qué bueno saber que te gustan tanto! Estos vicios saludables alegran la vida, y si son en buena compañía mejor! Gracias por pasear un ratito por aquí y deleitarme con tus palabras.
Un abrazo enorme.