Las ensaladas son una de esas composiciones de ingredientes que ofrecen mayor versatilidad, facilidad y rapidez de preparación en cualquier momento. Con su composición a base de hierbas y hortalizas son consumidas desde que los romanos extendieron el hábito de comerlas, aunque su descubrimiento más básico, la combinación de hierba con sal se la debemos al naturista latino Plinio el Viejo quien halló que los vegetales se podían comer crudos con un simple aliño. De ahí su nombre, derivado del vocablo latino sal, el primer aderezo que se conoció para mantener frescas las hierbas.

Aunque se caracteriza por su frescura y fácil digestión, quizá sea la ensalada un plato en el que ningún ingrediente es imprescindible. En el Mediterráneo es común utilizar lechuga, tomate y cebolla aderezada con sal, aceite y vinagre. Tanto en Europa como en los países orientales existen recetas milenarias con ingredientes que fueron aportando los nuevos descubrimientos y sumándose a las ensaladas griegas, romanas y árabes. Fueron los cocineros de los siglos XVII y XVIII quienes se encargaron de dar fama a la ensalada pero su verdadero auge se originó en el s.XX tras descubrir lo importante que es prevenir la obesidad y llevar una vida saludable.

Generalmente se utilizan sencillas como entrante y elaboradas como plato único. La que expongo a continuación es idónea como guarnición de un plato fuerte o como plato principal para una cena ligera.

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Ingredientes:

  • 2 dientes de ajo, pelados y picados
  • 1/2 cdta. de comino en polvo
  • 1/2 cdta. de tomillo fresco
  • 1 cda. de vinagre de vino tinto
  • 40 ml de aceite de oliva virgen
  • 3 zanahorias grandes
  • 1/2 naranja pequeña
  • 1 cdta. de zumo de limón
  • 1 cdta. de miel
  • 75 g de queso ricotta
  • 200 g de espinacas
  • sal
  • pimienta negra

Preparación:

Comenzamos con la preparación de la zanahoria. Para ello precalentamos el horno a 200 ºC. Lavamos y pelamos las zanahorias, las troceamos en forma de bastones delgados y reservamos.

Ponemos el ajo, el tomillo, el comino, el vinagre, 30 ml aceite de oliva junto con la sal y la pimienta negra en un vaso de batidor. Trituramos todo hasta que esté emulsionado. Extendemos las zanahorias sobre una bandeja de hornear y las bañamos con esta mezcla. Ponemos la media naranja con la parte central sobre las zanahorias, tapamos con papel aluminio y horneamos unos 40 minutos o hasta que estén tiernas y caramelizadas. Retiramos del horno y dejamos enfriar.

Entre tanto, preparamos el aderezo. Para ello exprimimos el zumo de la media naranja asada en un tazón. Agregamos el zumo de limón, la miel, el aceite de oliva restante (10 ml) y sal al gusto. Combinamos bien estos ingredientes y reservamos.

Colocamos las espinacas previamente lavadas sobre un plato o bandeja, esparcimos sobre ellas las zanahorias y colocamos pequeñas cucharas de queso. Finalmente vertemos el aliño por encima.

La receta es una adaptación de Yotam Ottolengui donde también añade albahaca fresca. He probado diversas variaciones de esta ensalada y todas son exquisitas. La que traigo es la que más me ha gustado con y sin hojas de albahaca. Aunque con ellas resulta muy aromática y refrescante. Ideal para tomar en días de buen tiempo.

Bon appétit!